Suena el despertador, es sábado por la mañana, la luz que se cuela por la ventana roba los restos de los sueños que aún quedan en sus soñolientos ojos. Hay mucho por hacer, ordenar la casa, preparar una suculenta comida, ella quiere que hoy todo esté perfecto.

Moana se despereza en el lado izquierdo de la cama, en la que se encuentra separada por un muro invisible de la parte derecha del colchón. Casi sin quererlo se le escapa una sonrisa mirando el vacío que llena su entorno y pensando que hoy por fin llega Alejandro y llenará ese espacio vacío.

Se levanta apresuradamente, se sumerge en una refrescante ducha y piensa en las sensaciones y sentimientos que la han hecho llegar hasta aquí y por fin, encontrarse con él.

Alejandro y Moana, se conocieron hace más de dos años y viven separados por muchos kilómetros de distancia. Cuando ella tuvo el primer contacto virtual con él, pensó que se trataba de un hombre prepotente, dominador, creído y presuntuoso, incluso llegó a sentir antipatía por él.

Andaban juntos por diversas redes sociales, juegos, chats, hasta que un día Moana entró en el mundo virtual de Twinity.




Rápidamente hizo amistad con la gente y pensó que sería una buena idea sugerirle a Alejandro que se uniese al grupo.

Alejandro no tardó en integrarse y juntos alquilaron una playa a la que llamaron “SaPlaya”. Allí construyeron una casa que decoraron juntos y de esta forma, compartieron sus vidas cada día gracias al mundo virtual de Twinity. Asimismo, hicieron una maravillosa discoteca e invitaron a sus amigos a fiestas, en las que conocieron a más gente y cada día fueron uniéndose un poco más, despertando el deseo de conocerse.

Para mucha gente enamorarse de esta forma es un poco irreal, es decir, sin conocer más que unos píxeles y unos colores que dan forma a un avatar. Pero la interacción entre los avatares, las animaciones, las emociones que despiertan y el conjunto de utensilios que existen alrededor, hacen que la vida virtual en este mundo sea mucho más real y permita conocer la parte más oculta del otro ser humano que mueve al avatar que está al lado. Muchas veces te sientes más cercano a ese avatar que a miles de personas que existen en tu entorno real.

Moana se cepilla el pelo con la mirada perdida en el espejo.

Hace tan sólo dos meses aún no conocía el rostro de Alejandro, a pesar de sentir por él un profundo deseo y un amor difícil de explicar. Cuando vio su foto por primera vez, se dio cuenta de que él no era el hombre guapo que ella se había imaginado, de hecho, no le gustó ni siquiera un poquito. Ella se lo había imaginado diferente, pensaba que un hombre con aquellos sentimientos tan hermosos, sería el hombre más guapo del mundo.

Alejandro era un hombre duro y no le interesaba ninguna mujer, pensaba que todas eran odiosas, pero Moana entró en su vida rompiendo todos sus esquemas. Era una mujer fuerte y decidida, y sin que ninguno de los dos se diese cuenta, se cautivaron mútuamente.

¿Cómo será el encuentro? ¿Qué sucederá? Y, ¿Si sale mal? Tantas ilusiones, tantos sueños, tantos proyectos. Se detiene en el reflejo de su rostro, ella es una mujer madura, pero con una belleza natural y el agua acaba de despertar una juventud que hace tiempo quedó perdida en alguna parte de su alma. Se maquilla sin poner demasiado interés en su rostro y se envuelve en una ropa normal para sentirse cómoda para salir a la calle.

Piensa en la juventud de Alejandro... un hombre al que ella tantas veces le ha dicho que debía hacer una vida normal, salir, conocer chicas de su edad, casarse, tener hijos y todo lo que, según ella, forma parte de la vida misma. Por su parte, para Alejandro, desde que conoció a Moana, no existe nadie más en el mundo. Cada día vive contando las horas que faltan para acabar su trabajo y llegar a casa, encender el ordenador y encontrarse con su amada.

Mira el reloj. Es la hora. Cada detalle está cuidado con precisión.

Llega el momento del encuentro...

Ni ella ni él pueden ocultarlo, las miradas están encendidas, no pueden evitar el deseo de poseerse.

Tras un par de horas, un doble alarido de placer desmesurado hiere en el aire.

Y al día siguiente siguen amándose, de nuevo en la lejanía, pero de otro modo.




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Con mucho cariño para mis amigos Alejandro y Moana, 4 noviembre 2012, el día después de una historia virtual, llevada a la vida real. Se os quiere gratis. Gracias a Twinity, por permitir historias como estas.

                                                                                                    Rubi Shade

Esta es una historia real, descrita por Rubi Shade integrante del grupo Castellanos en el mundo virtual de Twinity.


                                                                                                   Fred Madrid